Enviado por Ajedrez Utea el
Nacionalidad: De origen ruso, nacionalizado francés.
Nacimiento: En Moscú, el 1 de noviembre de 1892.
Muerte: En Estoril (Portugal), el 23 de marzo de 1946.
Titulación: Campeón mundial entre 1927-1935 y 1937-1946.
Características de su juego: Adoptó una visión dinámica de las teorías establecidas hasta entonces. Su profundísima concepción lógica del juego y su absoluta falta de dogmatismo le llevaron a un nivel de juego prácticamente insuperable. Fue extraordinario en el juego táctico y estratégico. Original, profundo, imaginativo, luchador, excelente teórico, amante del juego complicado y la iniciativa.
Mejores torneos: Moscú, 1908; San Petesburgo, 1912; Hastings, 1922; Carlsbad, 1923; Baden-Baden, 1925; San Remo, 1930; Bled, 1931; Londres, 1932; Dresden, 1936; Montevideo, 1938: Salzburgo, 1942, y Madrid 1945.
Hazañas: Vencer a Capablanca en su encuentro por el Campeonato del Mundo en Buenos Aires en 1927. Sus partidas simultáneas a la ciega. Ha sido el único campeón mundial que murió en posesión del título.
Principal derrota: Su derrota frente a Euwe por el campeonato del mundo en 1935.
Principal debilidad: Su afición a ia bebida.
Vida privada: Hijo de una acaudalada familia rusa. Le enseñó a jugar su madre y enseguida consiguió una gran destreza en el juego. Se casó en cinco ocasiones; sus dos últimas mujeres eran mucho mayores que él. Llevó una vida azarosa propia de una película de suspenso y aventuras. Dicen que sus dos grandes pasiones fueron el ajedrez y él mismo.
Legado: Fue un excelente comentarista de sus propias partidas y las de otros jugadores. Escribió, entre otras, tres obras maestras de la literatura ajedrecística: El torneo de Nueva York de 1924, Mis mejores partidas 19081923 y Mis mejores partidas 1924-1937.
Consideración global: Uno de los más brillantes e imaginativos genios de la historia del ajedrez. Revolucionó la teoría de las aperturas y nos dejó la original Defensa Alekhine. Considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos. Dotado de una gran capacidad de trabajo, batallador incansable, le arrebató el título a uno de los mitos ajedrecistas más famosos: Capablanca.
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